Es curiosa la capacidad de sorpresa que podemos alcanzar cuando un hecho cierto que queríamos ignorar salta a la luz, y lo digo no ya por algún ciudadano de a pie, ese que de manera más radical es capaz de buscar un asidero en la olla más caliente para intentar autoconvencerse de algo palpablemente cierto, y por los medios de comunicación que silencian si interesa o airean cuando conviene.
Madrid y el PP, o el PP y Madrid por orden de intervención, porque al ser Madrid la sede central del Partido, es también el foco de toda maniobra interna y externa de una derecha cada vez más embarrada y menos creíble.
Con el nuevo escándalo de espionajes y comisiones, la lucha por el poder en momentos en que la credibilidad de la dirección se tambalea, ha saltado como una bomba, todos sabían, todos suponían, todos temían… pero todos silenciaban lo que no dejaba de ser un modus operandi, el espionaje interno para atar si se puede al que intente destacar por un lado y el interminable nepotismo inseparable de cualquier cargo a “disfrutar” que no ejercer ya sea a niveles mínimos de pequeños ayuntamientos como al más alto de la Comunidad de Madrid.
Pero quien instale la guerra actual en los protagonistas mediáticos, Casado contra Ayuso y viceversa, se equivoca, son otras las manos que mueven los hilos. Los personajes en la sombra son infinitamente más peligrosos por su capacidad de actuación siempre a la supuesta orden del superior cuando son ellos los que forman y dirigen al que figura como cabeza y líder, así en este caso que nos entretiene en estos días,(y digo entretiene porque en un tiempo habrá pasado sin pena ni gloria con carpetazo informativo) son un joven de no muy lejana aparición en el campo político de batalla Teodoro García Ejea, verdadero motor de acción del simple y poco empático Casado, aprendiz no muy avispado de Talleyrand, frente a la sombra de Ayuso, la mano suave que la mueve y acuna, es ni más ni menos que la de Miguel Ángel Rodríguez.
Y mientras que las maniobras de Teodoro han ido haciendo que el PP vaya dando traspiés de elección en elección, con el consiguiente desencanto de muchos y un goteo de militancia camino de otra derecha más agresiva, Miguel Ángel, el que se inició en esos haceres manipulando detrás de Aznar, el que quedo silenciado durante un tiempo en Dios sabe qué, porque la inoperancia no va con su ADN, fue rescatado a la política activa por una Presidenta en apuros, sin saber muy bien cómo ganar la opinión de la derecha, gesticulante y nerviosa ante la prensa y errática en sus decisiones.
El cambio fue notorio hasta en su imagen física, con M.A.Rodriguez nació la nueva PRESIDENTA con mayúsculas y la pandemia fue la vía, la alfombra roja por la que pasearla. Enfrentamientos con Moncloa, con Génova, con todo lo que pudiese dar a la opinión pública la imagen de una luchadora sin cuartel, llevo a la amiga de Casado, impuesta por este para la presidencia de la Comunidad de Madrid, hasta las portadas de la prensa internacional y, lo que realmente se buscaba, al corazón de una derecha huérfana de lideres y con miedo de la vociferante nueva derechona. Había nacido una “estrella”.
La maniobra defensiva de siempre en Génova, una vez descubierta, fue puesta en evidencia por una estudiada imagen de acosada y angustiada mártir, que dejaba en segundo plano la verdad que reamente nos interesa: comisiones, dedismos y chapuzas. ¿Será el principio del fin para la gaviota?, No lo creo, la jugada aún está en el tablero, pero sería muy difícil imaginar a Miguel Ángel Rodríguez dándose por vencido por unas simples comisiones.
Y mientras VOX por un lado, con los brazos abiertos a la espera de votos y por otro toda la izquierda expectante pero no confiada. Nada en unos meses, transfuguismos, delaciones, declaraciones, como mucha actuación en fiscalía y a seguir. No olvidemos algo, TODOS TIENEN MUCHO QUE TAPAR. D.
D.
