¿A Vd. le gustaría que le devolviesen sus recuerdos, sus bienes, su memoria familiar, su dignidad y libertad como ser humano con historia individual y colectiva construida siglo tras siglo y reconocida por todos los poderes hasta que hubo uno impuesto, no por las armas sino por la traición, que robó esa su Libertad y Dignidad como persona y al colectivo, al que Vd. pertenece?.
En 1840 a una nación, el pueblo vasco, que se había alzado en armas seis años antes para que no mancillasen su propio ser mediante una destructiva amenaza jacobina que cada vez se barruntaba mas cierta, y que había dejado las armas tras la promesa de «Paz y Fueros», le cercenaron su Libertad nacional que ya nunca mas recobraría plenamente.
Hoy el Lehendakari Urkullu reclama esa dignidad nacional arrebatada y volver a la situación anterior a 1839, una situación de plenitud foral que había sido no ya respetada sino defendida por los carlistas en su primera guerra y cuya reclamación restitutiva igual partido mantuvo siempre, hasta hoy, ininterrumpidamente, tanto en la siguiente insurgencia popular de 1872-76, como en el Estatuto de Estella de 1932, en las condiciones de participación para la criminal estafa de 1936, y hasta en la participación activa en el denominado Pacto de Lizarra.
Sí, el pueblo vasco, la entera Euskal Herria tiene pleno derecho a reivindicar, a reclamar la vuelta a la plenitud foral anterior a 1839, y el Partido Carlista públicamente, por elemental coherencia ideológica y política debería de forma oficial renovar (si «renovar», porque nunca ha decaído en tal reclamación) su compromiso activo con la reivindicación nacional foral de Euskadi. E