¿Pasmo, incredibilidad, asco, angustia…? Cualquier calificativo será bueno excepto esperanza y sinónimos, así es como el español de a pie se siente hoy menos que mañana.
Con una parte de nuestro país en duelo personal, social y económico, en la que las circunstancias inesperadas han puesto de manifiesto la sabida manipulación en la política y sus protagonistas, supuestos “líderes” que deberían dirigir y cuidar de nuestras vidas y que no son más que monigotes útiles en su día cuando no había de donde escoger, figurines que ni figurones son que se crecen en el cargo y olvidan o desconocen sus deberes, y por otro lado y a la vez igual de nefastos aquellos que a mayor gloria de su persona o personas miran a otro lado y dejan que el enemigo se hunda en el barro a costa de unos cuantos miles o millones, da igual.
En este maremágnum, y por si no fuera suficiente para tambalear la estabilidad de un Estado, salta a la luz la gangrena interna que no cesa, la podredumbre que domina en la política nacional.
¿Cómo pasarán a la historia estos días, caso Koldo o caso Lobato?, ponemos nombre a lo que somos incapaces de definir por abstracto e incomprensible como hicimos con la Gürtel; esta vez, por implicación directa para Madrid, “caso Lobato” es posiblemente el nombre indicado, habrá que explicar por qué.
Solo es una pieza del tablero que durante años ha jugado su partido frente a una “reina” “resistente que arrasa siempre que quiere en el tablero, Lobato ha sido la piedra en el zapato de Ayuso y más desde que la otra izquierda se desmembró y perdió fuerza también por problemas internos y personalistas, que eso de la ideología en bien social, son cosas de decir, pero no hacer. Lobato ha sido Moncloa en la Asamblea de Madrid, su correa de transmisión frente a la única oposición real al gobierno, que no está en Génova sino en el trono de la presidencia de Puerta del Sol.
Con negros nubarrones internos, que no vienen al caso, un nuevo encargo por hacer a su ¿alfil o peón? pasó la línea de lo posible y peligroso. El encargo tenia doble filo y conociendo las artes de quienes mandan, Lobato se cubrió las espaldas a sabiendas de que podía perder la partida y su futuro político, pero resguardando y velando por su libertad personal ante un fraude legal, que ya sabemos por otros casos, lleva a la cárcel a los de abajo pero nunca a los verdaderos autores.
Lobato ha caído, partida ganada por la “reina” con la simple caída de un peón, el tablero de ajedrez esta libre y a su disposición, `PSOE, MAS MADRID/SUMAR, PODEMOS/IU…toda la oposición en descomposición y no por su agotadora lucha en pos del bien social, sino por las miserias que han comido sus propias bases. Ahí la tenemos, todo el tablero es suyo, y Madrid ese gajo arrancado a Castilla por politiqueos inexplicables en momentos que pese a difíciles daban diálogo entre desiguales, es suyo, bueno, suyo y de su movedor de hilos el inefable Miguel Ángel Rodríguez, principio y fin de todas las cosas.
Ferraz, Génova, que más da, todos a una con un solo fin, medrar.