Estamos inmersos todos en un proceso de búsqueda de culpables, el cuerpo del delito una Ley redactada demasiado deprisa por intereses ajenos a la justicia y por el deseo de aprovechar la ira popular contra actos injustificables y dolorosos, convirtiendo la Justicia en un arma electoral, en un trueque de apoyos, y de interpretaciones poco profundas y menos analizadas pero convenientes en ese momento para algunos.
La Ley de “Solo sí es SI” es el origen del juicio general, los culpables sean unos u otros deberán contar con el beneficio de latinajo primero, “in dubio pro reo”, es decir, ante la falta de seguridad en el culpable, la duda inclinará la balanza a favor del acusado. Aquí tendríamos dos culpables diferentes: una ministra, sus adláteres y la necesidad de dar valor a un Ministerio de dudosa necesidad, cuyas funciones bien podrían haber sido asumidas como subsecretaria de otro gabinete, o una judicatura a la que unas veces se acusa de machista e inmovilista y otras veces de ecuánime y efectiva, según venga al caso y a los intereses.
Olvidamos dos temas importantes,( según criterio propio), uno la inalterable y necesaria independencia del Poder Judicial, base de un Estado democrático y la fe que como ciudadanos debemos a sus ejecutores aunque como humanos (últimamente con demasiada frecuencia) en ocasiones nos dejen perplejos; por otro lado la actual formación y profesionalidad en aquellos miembros del ejecutivo, otra base del Estado democrático, que asaltado en su mayoria por quienes desconocen la realidad y las formas de un Estado de Derecho, en su soberbia no buscan el apoyo de aquellos que si saben de que manera hacer y dirigir, dice el refrán “zapatero a tus zapatos” y aquí los politólogos ya son también economistas, letrados en Derecho, ingenieros y sanitarios, sin darse de cuenta que la utopía nunca será una realidad exacta.
Analizando el punto anterior, olvidamos a los padres de la Patria; ocultos tras una pantalla y reposando en su sillón, han dado por hecho lo que no estaba terminado, han olvidado su mandato imperativo para obedecer la norma del Partido que los situó allí, han manipulado su voto a favor de quien sabe que beneficios no generales. Estos sí tienen más que demostrada su culpabilidad en la falta de rigor en la ejecución de su cargo, legislar. Entonces si a los otros dos acusados podría aplicarse la norma latina por falta de prueba suficiente y teniendo en cuenta su buena voluntad en el hacer, ¿Quién es culpable?
En los juicios populares, guiados por ese temible cuarto poder que conocemos y que manipula demasiadas veces por motivos económicos, no se trata ese tercer culpable, casi se ignora, como mucho se pasa por encima del tema despacio y sin ruido.
La Justicia está para que la Ley se cumpla, pero la Ley debe ser segura, firme, sin huecos ni recovecos, se dice “quien hizo la Ley hizo la trampa” y esta vez a los tramposos se les ha ido de las manos su labor y han dejado abierta la puerta con el cumplimiento de sus leyes a los enemigos del pueblo.
¿Hasta cuando seguiremos manteniendo una Ley Electoral que, demostrado está, no sirve para que los elegidos como nuestros representantes, velen por quienes depositaron en ellos el futuro? ¿ Hasta cuando la partitocracia nos manejará sin posible defensa?
Creo que hasta los leones de la Carrera de San Jerónimo sentirán vergüenza de lo que allá adentro protegen. D.