Elecciones,  ¿los tiempos de la ira?

 

Nadie habla de proyectos, nadie informa en sus campañas de los nuevos planteamientos municipalistas a sacar adelante, nadie sabe quién es quién entre los designados para dirigir nuestro futuro municipal; solo el enfrentamiento y el insulto personal rigen en una campaña en la que lo que menos interesa es el fin para el que debería estar hecha, buscar a aquellos que quieran servir y sepan solucionar.

Posiblemente por nuestro principio de autogestión, hemos incidido constantemente en la necesidad de una política municipalista básica para el desarrollo de pueblos y ciudades, en la que la participación es el eje fundamental, pero una participación real, en la que los designados conozcan los problemas y nos planteen soluciones si no rápidas, al menos posibles y no solo programadas para la campaña electoral. –

Si la descentralización es indispensable y así se “cacarea” por partidos que dicen huir del centralismo totalitario ya sea de izquierdas o de derechas, ¿alguien podría explicarnos como es posible que los proyectos municipales sean comunes y dictados desde las sedes centrales de los partidos en Madrid?

El problema urbanístico no puede ser igual en capitales como Madrid o Palencia, así como los proyectos ecologistas no lo son para Teruel o Barcelona.

Si nos centramos en las grandes urbes, es común el grave tema de la vivienda, pero la capacidad de acción y la visión sobre el mismo de los distintos gobiernos autonómicos, influye en exceso en la política municipal y los intereses económicos o se hacen comunes en beneficio de los ciudadanos o sustituyen la aparente voluntad de solución; el suelo público, las contratas, las adjudicaciones…. Todo ello debería contar con un control real de su fin que es el servicio, pero hasta ahora vemos una incapacidad total en los leves intentos de solución. Dependiendo de ideologías y directrices superiores, una ocupación puede ser permisible o un desahucio puede ser una defensa de la propiedad privada, y mientras algo en común, politizar las actuaciones municipales sin mayor fin que el conseguir mantener las gabelas del cargo.

Parroquias leonesas, mancomunidades en las Castillas, tierras comunales, concentraciones municipales… sistemas varios en los que los propios   ciudadanos, alejados de las “grandes prácticas” municipalistas, se organizan y salen adelante con mucho mejor resultado, Se sienten abandonados y actúan. El problema viene cuando en las capitales el desencanto llega a extremos en los que el ciudadano “pasa” de elecciones y elegibles porque no ven soluciones directas a sus problemas, pero aquellos que se ven empujados a actuar, buscan soluciones directas de oposición a políticas incorrectas, ahí están, entre otros medios, las Asociaciones Vecinales.

La repetida alusión a un antes y un después de la peste, en este caso es definitiva; los ciudadanos  se movieron en principio para parar el hambre que atacaba duro a los mas débiles, y ellos mismos iniciaron agrupaciones en principio mínimas, pero muy efectivas, su resultado fue una inyección de animo para que muchos decidieran actuar, y hoy  por hoy su fuerza es capaz de hacer variar proyectos abusivos de sus ayuntamientos; eso es autogestión, eso es política real y participativa, y si esos movimientos  enseñan a buscar soluciones rápidas y prácticas, a la larga serán el despertar de la somnolencia en la que los políticos profesionales nos han sumido para su propio beneficio.

 

HISTÓRICA LUCHA VECINAL. JOSE MARIA TERCERO SIEMPRE AL FRENTE

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