Comunidad de Madrid, ese ente artificial creado por los llamados “Padres de la Patria” en el reparto y división de todo lo que no se da por llamar Comunidades Históricas, y que terminó siendo un puzle que ha acabado por borrar identidades, algo de lo que se trataba, y dando paso a otras que a lo largo de los años han conseguido con orgullo alcanzar la que consideran identidad propia.
Pero la Comunidad de Madrid, realmente gira económica y demográficamente alrededor de otra realidad no reconocida: MADRID CAPITAL.
La diferencia radical que marcan no ya los núcleos de población, sino el desarrollo económico y el poder adquisitivo de sus habitantes, ha creado mundos diferentes dentro de la misma Comunidad que elecciones tras elecciones queda patente y remarcado: el Sur y Este. (Móstoles, Alcorcón, Leganés……) Norte y Noroeste, y Sierras Norte podría ser una división simplista.
El Sur-Este de altísimo índice de población, pero no económico, lo que siempre se ha dado en llamar “cinturón rojo” a la vista de los resultados electorales, con una población modificada a partir de los años sesenta con la migración extremeña y andaluza principalmente, “clase obrera”, y receptor de la nueva migración que se asienta pero no incorpora a la vida social.
Son poblaciones hasta hace muy poco luchadoras, capaces de influir en el desarrollo económico de la Comunidad con la fuerza que da la mano que aprieta la tuerca; hoy por hoy, las nuevas generaciones incrementa el mayor índice de paro en las estadísticas, jóvenes sin futuro que llenan las plazas de una NADA, incontrolado e incontrolable, fracaso escolar, violencia… Y todo esto con la impasible mirada de quienes le han abocado a esta situación, unos y otros culpables por decepción, traición y olvido de aquellos a los que ellos encumbraron con la esperanza de soluciones a su siempre difícil futuro.
Otro Madrid, el que ha ido desarrollándose de forma muy diferente, marquémosle al noroeste por centrar ideas, nos da los índices mayores de riqueza, convirtiendo en falsos todos los informes generales que dan a la Comunidad de Madrid unos totales no representativos; y a su vez este conjunto humano (el Madrid azul)) marca unas diferencias internas notables, así Majadahonda, Pozuelo, Las Rozas… han pasado por la vía del golpe urbanístico de lujo a acumular unos de los índices de riqueza superiores a nivel nacional, falseando nuevamente una realidad incuestionable, la acumulación del lujo extremo no es la realidad municipal de la ciudadanía normal que son el índice mayor de sus habitantes.
Esa población nueva, sin raíz de ningún tipo en su municipio, que solo ocupa urbanizaciones de lujo blindadas al resto de los humanos, enriquece las arcas municipales impositivamente, pero nada más; son los otros, los que realmente viven su municipio los que asumen las dificultades de ser considerados “los ricos” y que van perdiendo poco a poco su poder adquisitivo; con una media de nivel profesional media alta, el paro ha incidido tremendamente en empleados de multinacionales, de banca, de grandes y medianas empresas…
Aquí no veremos colas interminables de solicitud de ayuda, porque la absurda e ineficaz manía de aparentar impide a muchos acudir a ellas, pero la situación es dramática para muchas familias acostumbradas a una vida sino fácil, si cómoda y con poca estructura solidaria entre ellas porque nunca les había tocado sobrevivir.
Y aunque quedan muchas divisiones y subdivisiones de esta Comunidad de la que somos parte, todas ellas debemos ir tocando y analizando porque sin conocimiento de las realidades, no se pueden encontrar soluciones, como punto final nos iremos al Norte.
La sierra Norte, antes la Sierra Pobre, hoy refugio de los que pueden escapar de Madrid Capital, y la rehabilitación de unos municipios que nunca debieron ser olvidados.
La pandemia que tantas cosas ha cambiado, ha venido a ser el despertar de unas poblaciones en las sierras norte (que no es solo una), dedicadas a la agricultura y ganadería con una perdida de población casi total por falta de futuro para sus habitantes, atraídos por la fluorescencia que allá en el horizonte provoca Madrid y sus maravillas.
Los hijos marcharon a la ciudad y el envejecimiento fue a más. Su fuente de ingresos que ya hemos dicho, apenas es suficiente para mantener las necesidades familiares vieron en los que aun casi jóvenes resistían como única salida, explotar esa soledad en aumento y ese maravilloso entorno salvado por el abandono, aunque parezca imposible, porque allí el ojo del urbanista no se fijo y dejo a la naturaleza seguir con su grandeza, surgieron a montones las Casas Rurales, y el retorno de algunos en busca de paz y sosiego, atrajo a otros muchos que día a día van incorporándose a la vida de estos pueblos.
Esta repoblación de urbanitas trae nueva vida y nuevos problemas, son solo poblaciones flotantes, accidentales, de trabajo telemático o de fin de semana en busca de oxígeno, pero todos ellos no son parte del censo municipal que es el que indica a “los de arriba” cuanto necesitan para cubrir sus necesidades mínimas.
Las nuevas instalaciones para conexiones de Internet, los nuevos servicios de limpieza y recogida de basura, las infraestructuras en general no son las mismas para “cuatro viejos” que para familias acostumbradas a tener a mano casi todo, a dar por hechas las cosas mas sencillas, como barrer la calle para que los hijos jueguen tranquilos.
Si esta población sigue en aumento, los bancos volverán a dar servicio próximo, pero los Centros de Salud no podrán seguir a kilómetros, valga esto como ejemplo de una realidad.
Madrid Norte puede ser un oasis para muchos, pero también una trampa, allí hay que desarrollar un nuevo modo de vida, pero que sea sostenible, basado en lo que se ha ido a buscar y no deformador de lo que han dejado atrás.
Madrid Norte existe, como Soria o Teruel, y nada tiene que ver con los otros Madrid que conocemos, démosle vida, pero no envenenada.
Otro día seguiremos conociendo la realidad de MADRID, esa Comunidad ojo del huracán político y económico. D