A los hechos habrá que remitirse, cuando las cosas se ponen feas es cuando se demuestra quien es quien, y en este caso una sociedad bloqueada ha demostrado una vez más, para asombro propio, que es capaz de ejercer su ciudadanía con calma y responsabilidad, con paciencia y solidaridad.
El gran apagón nos ha alertado de una dependencia energética excesiva, no somos nada sin la energía que nos sustenta en todo; durante horas hemos retrocedido a situaciones inesperadas y, con calma y responsabilidad, se ha salido del atolladero, unos más afectados que otros, que se lo digan a los clientes de trenes y aviones, pero se ha logrado.
Pero ahora es el momento de analizar. ¿Son todo bulos? Las pocas explicaciones oficiales nos hacen dudar de verdades a medias, ”no descartamos nada…” pero la imaginación llega a alcanzar situaciones apocalípticas, desde un ataque informático a una agresión a nivel europeo todo cabe, y la realidad se difumina por falta de información oficial, aunque hace ya mucho que no nos creemos ese tipo de informaciones por erróneas o manipuladas.
El daño económico de unas horas sin energía va a ser brutal, pero hay otro daño más silencioso, el de la inseguridad personal, esas horas nos han llevado a conocer una realidad, somos poca cosa ante un mundo automatizado que cuando falla nos deja en la nada. La IA que tanto ruido estaba haciendo últimamente, de nada sirve sin energía y la IH (inteligencia humana) sabe si es preciso ponerse a funcionar en situaciones de crisis.
Unas horas deberían ser suficientes para dos cosas, la solidaridad y ciudadanía sigue entre nosotros, a pesar de las dudas y reproches que hemos vertido contra nuestra sociedad últimamente, y otra ¿Qué hace falta para que un gobierno de explicaciones rápidas y convincentes? ¿Qué se necesita para una crisis gubernamental? Esto ya no ha sido un ataque personal a nadie, esto ha sido un fortísimo golpe a todos y cada uno de nosotros y necesitamos saber que, quien o quienes han sido responsables.