Sí, cansancio civil, aburrimiento político, desengaño y hastió, podrían ser varios de los calificativos a utilizar para describir la participación o interés político de la sociedad hoy en día.
Sin duda, como muchos dicen, el COVID nos cambio para bien o para mal, lo cierto es que hay un antes y un después, la gente vive como puede el día a día, los problemas económicos y sociales de convivencia van a más, pero mejor ignorar, individualizarse y seguir; en una sociedad en la que no hay imágenes a imitar, ejemplo de lideres que marquen caminos de convivencia y efectividad, puertas abiertas a la participación y la convivencia, inhibirse es una reacción lógica
Tomemos como ejemplo Catalunya: acabamos de pasar un proceso electoral en el que todos teníamos puesta la mirada, ¿resultado?, una vez más desconcierto. En los últimos años se ha ido pasando de un 79,09% de participación en 2017, con una ciudadanía volcada en el deseo de hacer posibles proyectos históricos, a un 57,97% de la última consulta y lo más sorprendente para un foráneo ha sido el vuelco de los resultados no ya hacia partidos centralistas, que sí, sino entre aquellos que fueron el motor del cambio. El cansancio sin duda ha hecho olvidar al electorado quien fue quien, en los momentos difíciles, su trayectoria, su lucha directa o a distancia, y ese olvido ha venido de la mano de una mala gestión y una campaña bien llevada durante cuatro años. Los lideres son la imagen a la hora de decidir, en este caso no ha sido así, el héroe ha caído y el que buscó en la huida la falsa gloria personal ha sido encumbrado, difícil de entender.
Pero volviendo a la situación general, y a la palabra de cabecera, el cansancio, ¿como podemos sentirnos con una gestión errática de todo lo que lleva a delante un país?, la economía nos dicen que va en aumento, pero el paro y la falsa contratación no cesa; la sanidad sigue sin solucionar su problema de salud primaria; la enseñanza encarando la próxima EBAU nos muestra los diferentes criterios a seguir que enfrentan Comunidades ; el agua, la sequía, los trasvases… y sobre todo y con todo, esa manipulación permanente con la que hacer de la irritabilidad social un arma electoral o electoralista.
Nos han cansado demostrando cierto el dicho general “todo es mentira”, porque así es, unos y otros mienten convulsivamente. Las nuevas generaciones de 18 para arriba, las que no vivieron los tiempos difíciles, esta situación los ha llevado al hartazgo y las urnas lo notan, pero el problema está en que este vacío ideológico puede ser manipulado fácilmente y darles algo por lo que luchar sí es urgente, habrá que despertar en ellos, aún estamos a tiempo, la conciencia de que es la sociedad la que los necesita.