El convencimiento general de que la autogestión es una utopía más de la izquierda, va abriéndoser la simple necesidad y práctica a una nueva visión de la economía, del entramado social y político que las nuevas generaciones asumen y alientan como modus operandi para la mejora del transcurrir diario y que, al exigir reconocimiento en su práctica, se está convirtiendo en un cambio drástico de la sociedad de consumo y por tanto del sistema capitalista del tomar hacer, gastar y perder.
Si algo bueno ha podido tener la pandemia que ha revolucionado nuestro cómodo sistema de vida, sin duda ha sido el comprobar como el bienestar que nos proporcionaba el consumo en un mercado siempre bien abastecido por los Estados para mantener la rueda de un sistema de bienestar falso, nada tenÍa que ver con la realidad individual, familiar y colectiva de mantener un consumo lógico, controlado y accesible para la mayor parte de ciudadanos posible, con la colaboración de los miembros sociales para alcanzar el verdadero y muy necesario bien común, lejos del individualismo al que las políticas de progreso, no de crecimiento, nos habían llevado. Consideramos que crecer y progresar son conceptos diferentes, el progreso lo marca el Estado y se manifiesta en sus índices de PIB, el crecimiento lo marcamos nosotros con una revalorización de valores que parecían adormecidos.
Todos estos conceptos ni son propiedad de nadie ni invento de nadie, pero sí es cierto que de la mano de la economista Kate Raworth han tomado forma y estructura y que día a día va adquiriendo protagonismo.
Basando el nuevo esquema de la sociedad en dos anillos concéntricos, reproduzco: “dos anillos concéntricos: una base social para garantizar que nadie se quede corto en las necesidades básicas, y un techo ecológico, para garantizar que la humanidad no sobrepase los limites de la Tierra; entre estos dos conjuntos de límites se encuentra un espacio en forma de rosquilla, o don, que es ecológicamente seguro y socialmente justo. Este es el espacio en el que la humanidad puede prosperar”, palabras de una de las cofundadoras de Donut Economics Actión Lab, que intenta llevar a la práctica las teorías de la señora Rawort.
¿Este modo sencillo de exponer la economía global necesaria y urgente es nuevo? Quizás sea nueva su forma de plantear y definir, hasta en su denominación “economía donuts” o lo que es lo mismo “economía rosquilla”, simple directa y fácil de asumir y comprender, popular e incluso populachera, lejos de ideologías políticas y próxima al día a día, que da protagonismo al individuo como indispensable para el buen funcionamiento de la colectividad y su desarrollo, pero nuevo no es.
La Autogestión, base ideológica del Partido Carlista, integrada en todos y cada uno de los aspectos de la vida social, autogestión laboral, económica, política, territorial… ha sido demonizada precisamente por ser la vía que reconoce en las personas la capacidad de crecer y desarrollarse de una manera integral; la sociedad movida desde su misma base, eleva el bien individual al familiar, al del barrio, el taller, la comunidad, el municipio….creando una red de desarrollo nuevo guiado siempre a la busca del bienestar común, de la mayoría , de la totalidad del ser humano y no de una minoría social que, alcanzados los hitos de la sociedad dirigen, ordenan la sociedad a beneficio propio.
Es el nuevo concepto de Autogestión descubierto por la base social y no ideológicamente diseñado y enseñado, el que va tomando auge; el convencimiento de que la sociedad de consumo es un fracaso ha quedado de manifiesto en los últimos años con crisis económicas y medioambientales urgentemente superables, que han llevado a un inmenso número de personas a situación límite y a la sociedad al caos.
La recuperación de valores perdidos, en una sociedad en la que solo tener, poseer, alcanzar era lo valido y útil, es hoy por hoy lo único que puede ser la de salvación de un futuro que de contrario será no incierto, sino destructivo. D.