Hace diez años la incredulidad ante lo que estaba pasando en nuestras calles era la idea dominante para la clase política. Los jóvenes habían despertado de un cómodo letargo, ¿era un brote más sin importancia o en realidad era la explosión contenida tanto tiempo?.
“Si quieren cambiar las cosas que monten un partido y se presenten a las elecciones”. Esta frase de un representante del PP, (podía ser del otro partido instalado en el dualismo), dejaba clara la incredulidad que sentían ante el “caos” reivindicativo callejero, nada a tomar en serio, demasiadas voces para cuajar tanto cartel en una realidad. Se equivocaban, la historia ha dado muestra de ello.
E hicieron caso, crearon un partido político, distinto a los conocidos, con ideas diversas de lo que debería ser y como llegar a que fuese realidad una sociedad diferente, mas representativa y sobre todo ilusionada con el futuro. Surgieron concejales, alcaldes, diputados… lideres inexpertos la mayoría, pero convencidos de que el cambio era necesario. Y siguieron más agrupaciones, asociaciones, formas diversas de enfrentarse a la vida uniéndose para ser fuertes.
Diez años después, aquel espíritu permanece en algunos, otros lo fueron modificando hasta semejarse demasiado a lo que criticaban, pero si hay algo indudable: aquel 15 M fue un antes y un después de la política nacional.
Ojalá aquella ilusión que hizo renacer a los veteranas, vuelva a despertar, que no quede solamente como la palanca que inició otra etapa, que tenga continuidad en las nuevas generaciones a las que los que en su día reclamaban dirigir su destino, han dejado de lado cayendo en el mismo error que otros cometieron con ellos.